26/07/2011 – BAE – Argentina – Pág. 4
El análisis de José Ottavis Como cada 26 de julio, hoy recordamos a Evita. Durante mucho tiempo vivimos este día como resistencia, atravesando años de oscuridad para intentar traer al presente su estela luminosa. Sin dudas, el sufrimiento de nuestro pueblo durante décadas hubiese movido a Evita a las palabras más ardientes: aquellas que sólo puede pronunciar quien siente la injusticia como un rayo en medio del pecho. Hoy tenemos un país distinto, nuestra Nación ha levantado su bandera soberana y hemos podido dar justicia a nuestro pasado y memoria para el aquí y el mañana, para el verdadero nunca más. A partir del 2003 los argentinos hemos construido un país que celebra las conquistas, sin dejar de considerar en primer lugar a los que aún aguardan, a los que permanecen desprotegidos, aquellos a quienes la política aún no ha logrado tocar. Eva representa la primera mujer que tomó el curso de la política, en un momento en que los derechos de la mujer aún estaban sujetos al debate, para encarnar el fruto de la perseverancia de las mujeres en ocupar el lugar que por justicia les pertenece. Es por ello que sólo ahora comienza a revelarse su legado. Eva supone el surgimiento del concepto de justicia social como inclinación hacia los desprotegidos, ya no como caridad sino como justicia reparadora. La importancia de este concepto traspone los límites de su tiempo; por fuerza, el Estado verdaderamente democrático debe asegurar el amparo a los desprotegidos, la garantía a los marginados y la salvaguarda a las voces postergadas. No es casual que quien hoy gobierna nuestro país sea una mujer de las características personales y políticas de Cristina Fernández de Kirchner. La Asignación Universal por Hijo, la Ley de Matrimonio Igualitario y la Ley de Medios Audiovisuales constituyen políticas orientadas a los más débiles. Así, es en la actuación de nuestra Presidenta donde vemos el significado definitivo de la figura de Eva, como visibilización del hacer revolucionario de las mujeres. Los argentinos y las argentinas podemos encontrar en nuestra Presidenta una mujer portadora de ninguna otra cosa más que sus convicciones y su fuerza al servicio del pueblo. Con el horizonte puesto en la Argentina del futuro, para el recuerdo de Eva, para nuestra Presidenta y, en definitiva, para las mujeres que vendrán, este compañero ofrece eternos sones de victoria.