
18/05/2010 – BAE – Economía y Finanzas – Pág. 12
“Los bancos deben abrir ventanillas de microcréditos”
Es el titular del Fondo de Capital Social (Foncap), una organización mixta destinada al desarrollo de los sectores vulnerables de la población a través de la promoción de microcréditos para emprendedores. Su funcionamiento está siendo revisado a la luz de la visión heterodoxa de la economía
PABLO WAISBERG pwaisberg@buenosaireseconomico.com El Fondo de Capital Social (Foncap), que tiene una cartera por $30 millones y acaba de sumar la primera y única recapitalización por $10 millones desde su fundación, está en un proceso de redefiniciones. Esas reformulaciones están ligadas a la consideración del microcrédito como un instrumento para salir de la pobreza. “Estamos tratando de generar nuevas líneas en el área de infraestructura y también para fortalecer las entidades de base que hacen economía social y microcrédito”, señaló su presidente, José Ottavis. Ese cambio de paradigma está cruzado por el debate sobre la reforma a la avejentada Ley de Entidades Financiera: “Entre otras cosas, debería servir para poder entrar en los bancos y que tengan un rol más social”, definió. La explicación de Ottavis sobre la falta de políticas bancarias destinadas a ese sector, que tiene un muy bajo índice de incobrabilidad, está en que resulta más simple prestar al consumo. Y por eso reafirmó la necesidad de que el microcrédito se consolide como “parte de la política social del Estado”. –¿Una nueva Ley de Entidades Financieras debería contemplar los microcréditos productivos? –La reforma de la Ley de Entidades Financieras es buena para entrar en los bancos para que cumplan un rol más social, para que abran ventanillas de microcréditos para quienes según su idiosincrasia banquera no son sujetos de crédito pero en realidad devuelven los créditos que toman. Los bancos construyen su confianza sobre la idea de garantía pero los microcréditos se construyen sobre la base de la solidaridad. Por eso esta nueva norma debería incorporar este tema en el marco regulatorio. La tasa de cobrabilidad es del 98 por ciento. –¿Por qué los bancos no tienen en cuenta a ese sector que tiene un bajo nivel de mora? –Porque no lo entienden y porque implica salir, ir a ver a los emprendedores, seguirlos, acompañarlos. Y la única forma de hacerlo es pensando en esto como una función social. –¿Cuál es la función social que el Foncap les asigna a los microcréditos? –Estamos trabajando una reformulación de las misiones, funciones y acción cotidiana del Foncap, que es una institución formada a fines de los ’90, con todo lo que eso implica. Pero ahora hay una nueva realidad y debemos ponernos a tono con ella y para ello debemos cubrir a los emprendedores que necesitan dar un salto en su cadena productiva pero no es sujeto de crédito de los bancos. –¿Qué se modificó desde la fundación de este organismo hasta hoy? –Hay un antes y un después a partir de la creación de la Comisión Nacional de Coordinación del Programa de Promoción del Microcrédito para el Desarrollo de la Economía Social, Ley 26.117 (Conami), en el 2006. El impulso del microcrédito se dio en el marco de la economía social y eso cambia completamente la visión que se tenía sobre ellos. Ante la óptica liberal, que ve al microcrédito como un producto más de las microfinanzas, sin importar a qué tasa sean, nosotros le oponemos la visión de que es un elemento importante para salir de la pobreza. –¿Cuál cree que debe ser la orientación económica del microcrédito? –Tratamos de dar microcréditos a las entidades intermedias que trabajan con los microcréditos productivos y estamos tratando de generar nuevas líneas en el área de infraestructura. En muchos barrios faltan mejoras en las casas que están muy relacionadas con la pequeña producción: por lo general la mejora en el barrio tiene que ver con colocar un toldo en una ventana donde funciona un quiosco o para poner el techo a un quincho, donde se realiza algún tipo de trabajo.